Se suele decir que en Cantabria viven tranquilamente tres familias de duendes: Trastolillo, Trenti e Zahorí.
El más conocido es el Trastolillo (Trasgu en algunas localidades), un simpático juguetón que ama gastar broma y reírse. Su piel es de color negro y es muy difícil encontrarlo debido a su tamaño muy reducido. Sus ojos verdes son divertidos y brillantes, su pelo largo esconde dos pequeños cuernos y viste una túnica roja hecha con corteza de árbol. Si optas por alquilar una casa rural en Camaleño y, de repente, escuchas sonidos raros, risas y ves moverse algo, pues es todo obra suya.
El Trenti es aún más pícaro y rebelde del anterior: se parece por el color de la piel y de los ojos, pero se queda lejos de las zonas habitadas y prefieres jugar y asustar, con simpatía, en los bosques. Viste con corteza de árbol color castaño y verde para poderse mimetizar y sólo se deja ver por los niños. Su plato favorito es maíz con leche: si lo encuentras, acuérdate de no darle nunca agua, es un veneno para él.
El único duende serio es el Zahorí que, a diferencia de sus primos más listillos, prefiere ayudar a los cántabros cuando pierden algo importante o de valor. Si la persona que invoca la oración se ha portado bien, el Zahorí se acerca para escuchar con atención la descripción del objeto y empieza la búsqueda. Es pequeño, silencioso y muy rápido, su larga nariz puntiaguda le ayuda a oler los peligros y siempre corre da un lado a otro.
Comentarios