Texto y fotografía : Orestes Cendrero Aso
“El país del futuro que siempre será el país del futuro”. Así definía Madagascar, hace casi 60 años, el general Charles De Gaulle, presidente de la República Francesa, y esa es la impresión inicial que ofrece este país abocado al subdesarrollo debido a una histórica inestabilidad política, una corrupción generalizada y un ritmo vital que se resume en la palabra “mora-mora” (no hay prisa) y que describe perfectamente la vida malgache. Pero Madagascar es mucho más que eso: es un territorio de contrastes, de una belleza paisajística difícilmente igualable y de una riqueza biológica incomparable, un país que merece la pena conocer. Dada el limitado espacio disponible, este artículo se centrará en la zona noroeste (la provincia de Diego Suarez), más fácilmente abordable por el turista y que puede dar una idea de lo que se puede encontrar en Madagascar y también quizá sirva para romper el miedo a viajar a África tan frecuente en Europa.
Introducción a Madagascar
Situado en el sudeste de África, en el océano Indico, Madagascar es la cuarta isla más grande del mundo con una extensión de más 580.000 kms cuadrados. Su población ronda los 22 millones de habitantes pertenecientes a distintas etnias, hay identificadas 18, la mayoría de origen africano, si bien los primeros pobladores del país no procedían de África sino de la polinesia, hecho que es apreciable tanto en la lengua malgache como en el aspecto físico de los hombres y mujeres que habitan la zona central de la isla y que, históricamente, han constituido la clase dirigente de la nación.
Geológicamente la isla se separó de África (Gondwana) hace más de 140 millones de años, ubicándose en su situación actual hace unos 90 millones años. Aunque su distancia al continente no es muy grande (algo más de 400 kilómetros), sí fue suficiente para provocar un aislamiento que ocasionó una evolución biológica totalmente diferente de la del resto de África; por ello la mayor parte (casi un 90 %) de la fauna y flora del país es endémica (única y específica de este territorio), lo cual constituye uno de los grandes atractivos de Madagascar.
El país cuenta con una parte central elevada y montañosa (la capital Antananarivo está situada a casi 1.300 metros sobre el nivel del mar), y se pueden distinguir 5 zonas en función de su geografía, con una región más lluviosa y cálida en el este, otra más árida en el sudoeste, una costa oeste con influencia de las corrientes del canal de Mozambique, el norte dominado por el macizo de Tsaratanana y las tierras altas del centro. Estas 5 zonas presentan características climáticas diferentes, si bien en todo el país se puede distinguir una estación húmeda y una seca. Hay que tener muy en cuenta esta circunstancia a la hora de planificar el viaje a Madagascar, ya que en la temporada de lluvias muchas rutas se vuelven impracticables.
Madagascar es un país muy pobre, la renta per cápita apenas supera el euro diario (un sueldo más que aceptable son 60 euros al mes), las grandes ciudades acumulan enormes bolsas de pobreza y la explotación infantil o la prostitución son problemas fácilmente apreciables. La economía del país está basada en la agricultura ( mayoritariamente de subsistencia aunque exporta vainilla, café, especias, algodón o caña de azúcar), la pesca, la minería (cromo, cobalto, grafito..) y, recientemente, el turismo. La esperanza de vida, no obstante, se sitúa en casi 65 años, superior a la mayoría de los países africanos, gracias a un clima favorable y una menor incidencia de enfermedades como el SIDA o la malaria. Las grandes carencias del país a nivel educativo y sanitario, han propiciado la presencia de muchísimas ONGs de ayuda a la cooperación. La moneda es el Ariary malgache (10.000 ariarys equivalen a 3 euros).
La historia de Madagascar se inicia con los primeros asentamientos humanos en el siglo V a.C., destacando la colonización francesa que comienza oficialmente en 1896 y finaliza en 1958. La influencia francesa es notable en la arquitectura o en los aspectos sociales y culturales, siendo el francés una de las lenguas oficiales del país. Madasgacar como nación independiente ha vivido sumida en la inestabilidad con diversos golpes de estado que no han ayudado al desarrollo del país.
El viaje al Noroeste
La provincia de Diego Suarez y más concretamente la isla de Nosy Be y sus alrededores ofrecen una multitud de atractivos, y merece la pena viajar en plan mochilero; los precios de los alojamientos y la comida son muy asequibles, la región es segura y es, sin duda, la mejor manera de descubrir Madagascar. Pasear por los poblados, regatear en los mercados locales, asistir a un festival de música o a una velada de lucha malgache, visitar una escuela, viajar en tuc-tuc o en un taxi-brousse abarrotado, o saborear un pescado recién capturado en uno de los pequeños restaurantes costeros, ayudan a conocer y a querer a este país. Y para aquellos a los que no les guste la aventura y prefieran otro tipo de turismo, también existe la posibilidad de realizar un viaje de “resort todo-incluido”, ya que la playa de Andilana ofrece un complejo magnífico.
La primera pregunta que se hace el viajero es cómo llegar a Madagascar. Si bien la vida allí es muy barata el viaje no lo es porque es necesario hacerlo en avión. Existen diversas compañías aéreas que operan vuelos desde Europa (Air France, Air Madagascar, Air Seychelles, Air Austral). Air Austral permite viajar directamente a Nosy Be. Si no, la opción es llegar hasta Antananarivo y hacer un vuelo interior con la nunca fiable Air Madagascar (air “mad”) o tomar un taxi-brousse que puede tardar casi un día entero en recorrer los 900 kilómetros hasta Nosy Be.
La llegada a un aeropuerto malgache suele generar una inicial curiosidad que se transforma normalmente en hastío. El tiempo de espera para realizar los trámites de entrada en el país parece eterno mientras ves pasar tu pasaporte de una mesa a otra sin que ninguno de los varios funcionarios que lo revisan dé la impresión de ser el último. Atención: para aquel que tenga prisa y pocos escrúpulos, una propina adecuada permite acelerar notablemente el proceso.
Una vez en Hellville (capital de Nosy Be) es aconsejable pasar unos días recorriendo la isla principal (Nosy Be significa isla grande) y las pequeñas islas que la rodean: Recomiendo visitar el Parque Nacional de Lokobe para observar la fauna y flora local (varias especies de lémures e innumerables aves, reptiles y anfibios en bosques húmedos o manglares), subir a Mont Passot, pasear y bañarse en las playas de Ambatoulouka y Andilana, recorrer los senderos de Nosy Komba, ver los mercados de artesanía de Ampangorina, contemplar las orquídeas en Nosy Sakatia, pasar un día en la paradisiaca islita de Nosy Iranja o bucear en las cristalinas aguas de Nosy Tanikely entre cientos de peces de colores, tortugas marinas, corales y delfines.
Tras recorrer estas islas, parece inexcusable tomar el ferry que conecta Nosy Be con el puerto de Ankify y coger un taxi-brousse con el fin de acercarse a visitar dos de las joyas de Madasgascar los parques nacionales de Ankarana y Montagne d’Ambre y terminar viaje en la preciosa bahía que alberga la ciudad de Diego Suarez. El viaje completo puede hacerse en dos semanas.
Me permito unos consejos para el viajero. La mejor temporada para viajar es entre mayo y septiembre. Es recomendable saber algo de francés para hacerse entender, además unas palabras de cortesía en el idioma local ayudan a favorecer la comunicación y a mostrar que el viajero conoce el funcionamiento del país. En esta región predomina la etnia Sakalava que habla una lengua que, aunque guarda similitudes con el malgache oficial, es notablemente diferente.
Las tarjetas de crédito no son aceptadas en casi ningún lugar pero en las ciudades hay cajeros automáticos y existen “cambistas” no oficiales en las calles que ofrecen cambio a precios mejores que en el mercado oficial. Es obligatorio regatear en prácticamente todas las compras y servicios de transporte y es aconsejable, si se va a estar varios días, llegar a un acuerdo con un taxista local (André Rafiadanatsoa es puntual y fiable) lo que permite ahorrar tiempo y dinero. En cuanto a la telefonía e internet, es posible encontrar conexión wifi en muchos de los hoteles y en algunos restaurantes y bares.
Respecto al alojamiento mis preferencias son: En Helville, el hotel Sakalava (www.home-sakalava-nosybe.com) ofrece habitaciones limpias y cómodas, a un precio más que asequible. Situado en el centro de la ciudad es un lugar ideal para organizar la estancia en la isla. En Nosy Komba (Ampangorina), Ilo Village (anjarakomba@gmail.com) cuenta con unos bungalows muy acogedores y baratos a la orilla del mar. El restaurante de cocina tradicional es excelente. En Andilana, alejado de la zona de playa, se encuentra el hotel Le Grand Bleu (www.legrandbleunosybe.com), algo más caro (35 euros/noche habitación doble) aunque el confort y los servicios lo justifican.
Y si alguien añora su país, existe un bar en Hellville, llamado Nandipo, adornado con un gran toro de Osborne, fotos de la guerra civil española, carteles de toros….. Su primer propietario era un barcelonés que emigró hace varias décadas a Madagascar. El bar ha pasado por diversas manos pero sigue conservando su imagen original.
Hay numerosas guías generales de viaje sobre Madagascar (Lonely Planet, Petit Futé, Routard, Rumbo (escrita por un español)) y otras más específicas sobre naturaleza (Guía Bradt o la guía de aves de Madagascar de Safford y Hawkins). En cuanto a literatura de viajes destaca el libro de Gerald Durrell, “Rescate en Madagascar” (título original “The aye-aye and I”). Para realizar un voluntariado visitad: www.madagascarvolunteer.com
Y un último consejo: ¡No esperéis ver pingüinos!
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