Desde abril de 2014, existe en Santander un teatro secreto. Es el único espacio de estas características en todo el norte de España, uno de los muy pocos existentes en todo el territorio nacional y de nuevo el único teatro estable del país en el salón de una vivienda habitada cuya dirección es “secreta” hasta el mismo día de la representación.
El Principal Santander es un salón con capacidad para 30 personas, ubicado en una vivienda señorial del centro de la ciudad en el que cada fin de semana se representa obras teatro de autores europeos para un reducido grupo de “invitados”. La única forma de acceder a este espacio “secreto” por el que ya han pasado casi 3.000 personas es llamar al 606897950 y solicitar una reserva. Se trata al fin y al cabo de una casa y todo desde la gestión del acceso hasta la despedida al público en la puerta por parte de los actores, se hace de persona a persona.
La propuesta se ha convertido en un fenómeno que funciona ya con lista de espera y que está registrando visitantes de Madrid, País Vasco, La Rioja, Valladolid, París, Asturias, Andalucía, Valencia, Barcelona y Francia. Se trata de público captado a través de las redes sociales, el boca a boca o bien que visita Cantabria y no quiere perderse una experiencia que no podrá vivir de vuelta a casa.
A diferencia de otros espacios, en El Principal, el espectador no es recibido como público teatral que pasa por una taquilla y accede a una sala de exhibición. Aquí se le recibe como se recibe a “una visita” de las de antes. Es decir, se le hace pasar a un salón con chimenea y biblioteca donde se le ofrece comida, bebida y conversación.
La “visita” espera en el salón de la chimenea hasta que lleguen todos los “amigos de la casa” que ese día han anunciado que acudirán a la función y que horas antes de la misma han recibido en su móvil un mensaje de texto con las claves para localizar el inmueble, un edificio noble del centro de la ciudad dentro del que El Principal es un piso más, anónimo pero sometido en su interior a una reforma que le ha devuelto a la época de su construcción, los años 50, y le ha convertido en el paraíso de los amantes del “vintage de luxe” en el que no es posible encontrar una sola pieza de mobiliario que no provenga de un rastro o de un anticuario.
Los libros de la biblioteca, la colección de fotos de familias ajenas en bodas, bautizos y comuniones adquiridas en almonedas de distintos países de Europa y seleccionadas por su carácter “monstruoso” quedan a disposición de las visitas.
El nombre de El Principal hace referencia a la forma en que se llamaban en el XIX las viviendas de la primera planta de edificios señoriales, pero también al desaparecido Teatro Principal de Santander y pretende ser una especie de “ironía” al denominar con un nombre “grande” algo tan reducido como lo es el espacio de exhibición para 30 personas.
A fin de proporcionar al espectador de experiencia que viviría un “mirón” que espiase lo que ocurre en una casa a través de una cerradura, los espectáculos en El Principal no utilizan efectos de sonido o de luz ni música ni amplificación etc.
Hasta la fecha, por El Principal han pasado cuatro montajes teatrales de producción propia dirigidos por Edy Asenjo. Se trata de Ex, una adaptación de El Malentendido, de Albert Camus, Otras 5 horas Con Mario, versión en clave de comedia del clásico de Delibes y La Sesión, versión de Hay que Deshacer la Casa de Sebastián Junyent y la más reciente, Mal, una versión de Las Criadas de Jean Genet.
El Principal Santander es una creación del actor y director Edy Asenjo quien tras ganar un MAX como actor hace ocho años y emprender distintos proyectos como productor, apostó por ser lo más autónomo posible en su profesión, eliminando de su camino la necesidad de convencer a programadores, de contratar técnicos, de vender sus productos a las administraciones y de depender de circunstancias, gustos e intereses diferentes de los suyos y de los del espectador. Optó por dirigirse directamente al público, sin intermediarios, y por pelear armado con la exigente calidad de unas producciones de “teatro del de toda la vida”.
La fórmula para alcanzar este objetivo estaba aún por desarrollarse cuando Asenjo de vacaciones en Sintra eligió para alojarse una habitación de una quinta histórica de la villa portuguesa. Lo que parecía ir a ser una estancia en algo similar a un parador nacional, se transformó en la impactante experiencia de compartir un palacio semivacío y cargado de piezas de arte y de recuerdos familiares con su propietaria y única habitante estable, una anciana que fue concertista de piano y que cada noche antes de la cena compartía con sus “invitados” su música y sus experiencias.
Si la música de la “senhora” convertía el paso por la quinta en algo tan especial ¿por qué no podía hacer lo mismo el teatro en una pequeña ciudad de provincias que comenzaba a despertar a otras formas de consumo cultural?
El aluvión de llamadas para participar en esta experiencia diseñada para devolver al espectador la emoción de acudir al teatro como quien acude a una cita especial, es el termómetro del éxito de público. Las elogiosas críticas a la calidad artística de cada una de las obras que se alternan en el cartel de El Principal han acabado ya con cualquier duda sobre qué acogida dispensaría Santander al proyecto. El calendario de reservas sigue cargado con los nombres de quienes ya tienen fecha para disfrutar de lo más parecido a un Estudio 1 que van a poder vivir en persona.
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