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La Anjana

La Anjana

ARTÍCULO Y DIBUJO DE LA REVISTA LIVING CANTABRIA Nº 18

Su nombre proviene de la Edad Media del nombre Jana, eran conocidas hechiceras. De origen celta, parecida a sus hermanas de provincias hispanas, tales como las Xanas (Asturias), Mouras (Galicia), Mari y Mairu (País Vasco).

La Anjana es una hermosa ninfa de la montaña que no mide más allá de medio metro, hermoso y bondadoso. Tiene los ojos rasgados y sus pupilas son azules o negras y brillantes como luceros, su mirada es serena y amorosa. Tiene unas largas trenzas rubias y se adorna la cabeza con una corona de flores. Siempre lleva una cruz encarnada en la frente. Su piel es muy blanca.

Su voz es muy dulce, como de ruiseñor y unas pequeñas alas casi transparentes, que le hacen parecer una mariposa.

Viste una túnica blanca con pintas relucientes y un manto azul que cambia por uno negro en el invierno, y el Día de Viernes Santo, en el que también esconde sus cabellos con un pañuelo oscuro. Calza sandalias pardas de piel de comadreja con una brillante hebilla. Lleva una vara de mimbre verde con una estrella en la punta y que cada día de la semana brilla de un color distinto. Este cayao dispone de poderes sobre las bestias, que, con solo tocarlas, consigue apaciguarlas. Porta también una botellita con una bebida milagrosa que cura a los enfermos.

Su casa se encuentra en grutas recónditas de difícil acceso que son auténticos palacios con el suelo de oro y las paredes de plata. Allí, acumulan riquezas con el fin de repartirlas entre los más necesitados. Algunos dicen que viven al menos cuatro siglos y puede transformarse en lo que desee y hasta hacerse invisible.

Suelen comer fresas, miel, almíbar y cualquier otro fruto que el bosque les da.

Su dedicación principal, como protectora de la Naturaleza, es el cuidado del hábitat de su zona. Habitualmente se las ve paseando por las sendas forestales, a orillas de los veneros (manantiales de agua del deshielo) o en los márgenes de los arroyos a los que parece les da vida, manteniendo incluso conversaciones con aguas de manantial o que manan de fuentes.

Probablemente el personaje mitológico más querido por los cántabros por su sobrada bondad, cabalidad, inteligencia y hermosura. Cuando algún cántabro tiene problemas, invoca la ayuda de la Anjana, que solamente se la prestará si éste es una buena persona. Pero la Anjana también castiga a quien la desobedece.

Dentro de sus misiones destacan la ayuda a animales heridos, árboles partidos por tormentas u Ojáncanos, a los enamorados, a los extraviados en las espesuras de los bosques e incluso a los pobres y humildes. Cuando pasa por los pueblos va dejando regalos en los hogares de los pueblerinos que por sus actos, así lo merezcan.

Según la tradición, en el equinoccio de primavera, a medianoche, estos seres se reúnen en las brañas (zonas de pasto primaveral tardío, de altas cumbres), realizando un ritual de danza hasta el amanecer, donde cogidas de la mano, esparcen rosas de pétalos color púrpura, verde, áureo o azul. Se dice que quién encuentre uno de estos pétalos será feliz hasta el día de su fallecimiento.

Pocos lo consideran también un personaje navideño, ya que nuestra tradición otorga ese papel al Esteru. Según la obra del escritor montañés Manuel Llano en su libro Mitos y Leyendas de Cantabria, las Anjanas llegarían a las zonas del interior de la provincia, durante la madrugada del 6 de enero, cargadas de juguetes y regalos para los niños de la zona, este hecho se produciría cada cuatro años y los receptores principales de tales regalos serían niños de familias pobres o de bajo nivel económico.

Parece que el poder de las Anjanas les viene dado por alguna fuerza superior, ya que ellas también pueden ser castigadas, sobre todo si se enamoran de un mortal, que significa renunciar a su esencia. Pero esto es excepcional y, por lo general, lo que distingue a la Anjana es su bondad.

Dentro de la familia de las Anjanas se encuentran las Hechiceras del Ebro o de Valderredible, las Mozas del Agua, la Viejuca de Vispieres, las Anjanas de Treceño, las Moras de Carmona o las Ijanas del Valle de Aras, entre otras.

“Anjana de la compasión

alíviame el corazón

dame un pocu de consuelu

del que diz bajas del cielu

dame un pocu de alegría

en las horas de esti dia

dame un pocu de la miel

y haz de la pena estiel

Anjana de la güena suerti

las mis penas son de muerti

dame tu la bendición

y alíviame el corazón.”

Artículo y dibujo sujeto a los DERECHOS DE AUTOR

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