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PARÍS

PARÍS

Desde Santander a París

El avión nos obliga a hacer mínimo una escala y el precio es excesivo. La ruta por carretera más corta desde Santander a París es de 1015 Km y la duración aproximada del viaje de 9h 22 min. También podemos realizar el trayecto en tren, la duración del viaje es aproximadamente la misma, pero tiene la ventaja de que puedes dormir durante el trayecto si no te molesta continuo traqueteo.

Os planteamos 2 días de visita por la ciudad parisina, aunque París tiene mucho más que ofrecer y nos podemos perder en sus calles, museos, tiendas y cafeterías durante muchas horas. Pero vamos a aprovechar el tiempo.

Empezamos el día con un café en los Campos ElíseosEntre Étoile y Concorde, tiene la perspectiva que se extiende de la pirámide del Louvre hasta la Défense.

Tranquilamente a pie bajaremos hasta la Torre Eiffel por la avenida Marceau. Inaugurada por Gustave Eiffel para la Exposición Universal de 1889, domina París desde sus 324 metros de altura. Con más de 120 años, su estructura metálica se impone a las orillas del Sena y el Champ-de-Mars. Al atardecer, centellea con todas sus luces para marcar el paso de las horas. Es el monumento no gratuito más visitado en el mundo. Además de la posibilidad de visitar los 3 pisos y el apartamento privado que se hizo allí el ingeniero Eiffel, también se puede asistir a exposiciones temporales. 

La famosa llama del Puente del Alma. Puente que une los barrios diferentes barrios de la capital. La estatua de un Zuavo sirve de instrumento de medida para las crecidas del Sena… A tan solo dos pasos, la Flamme de la Liberté, ofrecida a Francia en agradecimiento por su ayuda en la restauración de la célebre estatua neoyorquina, es una réplica exacta de la que “la Gran Dama” tiene en su mano.

 

 

A continuación nos deslizaremos por el Sena hasta Notre-Dame. Su construcción coincidió con la elección de París como capital. En la plaza frente a la catedral, una estrella de bronce indica el kilómetro cero. Fueron muchos los que contribuyeron en el diseño de este edificio emblemático del arte gótico, del siglo XII al siglo XIX, cuando fue restaurado por Viollet-le-Duc. Esta catedral vió a Saint-Louis, descalzo, coronado con espinas en 1239, vió el sacro de Napoleón en 1804, y también la celebración de la liberación en 1944.  Tan solo 422 escalones nos separan de la cumbre. Nos acompañarán por el camino las gárgolas, y veremos la campana de trece toneladas llamada Emmanuel.  Después de nuestra visita iremos a comer.
  
El Louvre está bastante cerca, a poco menos de media hora. El museo el más grande de París, palacio de la Mona Lisa, de la Balsa de la Medusa, y de la Venus de Milo es la joya de los reyes, imperadores y presidentes de Francia. Lo recomendable es un recorrido centrado en las principales obras maestras.

Al salir del Louvre ya se va poniendo el sol.

El Pont Neuf, el más antiguo de los puentes de París. Sus dos mitades so empezadas en 1578 por Androuet Du Cerceau y acabadas en 1604, bajo la fuerte impulso de Henri IV que innovó ordenando la creación de aceras. El puente está compuesto de 12 arcos de medio punto. A nivel de la decoración, está compuesto por dos elementos diferentes. Primero torretas en forma de medias lunas que coronan sus pilares, dándole su aspecto tan característico. Estas medias lunas fueron un tiempo coronadas por tiendas (de 1775 a 1854).

Cruzaremos el Sena hasta la parada de metro Odéon, Transeúntes tranquilos o con prisa, tráfico denso, luces de los cafés, fachadas de lugares históricos, sinuosas colas frente a los cines… Ese el ambiente del barrio Odeón a cualquier hora del día. Desde allí llegaremos directamente a Montmartre para disfrutar de una vista excepcional de la ciudad y sus monumentos iluminados al caer la noche.

Las escaleras de Montmartre que nos obligan a realizar un gran ejercicio, pero hay tantas novelas, leyendas y tantos destinos fabulosos en esta loma, del antiguo Bateau-Lavoir, donde fueron creadas por Picasso las señoritas de Avignon, hasta el café de Amélie Poulain, rue Lepic. Su almacén es un poco más lejos, en la rue des Trois-Frères. Subiremos por la rue Tholozé. Arriba está el Sacré-cœur, rodeado por un laberinto de calles milagrosas y una viña donde se celebran vendimias cada año. El busto de formas generosas de la plaza Dalida, vistas vertiginosas sobre los techos de Parí.

Segundo día en París, intentaremos buscar un restaurante de Montmartre para ver cómo amanece sobre los tejados de París. Bajaremos la Madeleine. Entorno a la famosa iglesia del mismo nombre, la plaza de la Madeleine es muy conocida por sus tiendas de lujo y de ultramarinos. También están implantados varios restaurantes históricos y refinados que ofrecen una vista excepcional sobre el imponente monumento.

La avenida Montaigne. Grandes nombres de la moda, tiendas de lujo, hoteles cinco estrellas… Representa el encanto y la elegancia francesa. Esta avenida de 615 metros de largo con sus castaños y comercios, cuenta con varios jardines en frente de las fachadas de algunas mansiones. Allí, también se encuentran el teatro de los Champs Elysées y el hotel Plaza-Athénée. En el número 28 figura la mansión ocupada por la condesa de Castiglione, amante de Napoléon.

La rue du Faubourg-Saint-Honoré, una de las vías más famosas del distrito VIII, empieza en la rue Royale para terminar en la place des Ternes y atraviesa París de Este en Oeste. Cuenta con numerosas tiendas de lujo y algunas preciosas mansiones de finales del siglo XVII. Varias personalidades también han vivido allí. El Palais de l’Elysée, en el número 55, es la sede de la presidencia de la República francesa.

 

 

A unos minutos, Marais, el barrio que logró escapar a los planes de renovación de París del barón Haussmann, se distingue por sus mansiones, sus jardines y sus edificios religiosos. Este barrio debe su nombre a los antiguos pantanos (marais en francés) desecados durante el siglo XIII y convertidos en jardines. La place des Vosges, antiguamente place Royale, fue un lugar de fiesta durante los siglos XVI y XVII. A partir de 1880, se instalan allí exiliados judíos europeos, sobre todo en la rue du Figuier y en la rue des Rosiers. Hoy en día, el barrio del Marais es un animado barrio judío, homosexual y comerciante con tiendas de moda y de jóvenes diseñadores abiertas el fin de semana.

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