El brunch (un acrónimo a partir de la unión de breakfast (desayuno) y lunch (almuerzo) consiste en una comida que combina desayuno y el almuerzo. Se suele servir, por regla general, en un período de tiempo que va desde las 10 hasta las 17 horas. La primera vez que se escribió sobre el brunch fue en la revista satírica inglesa Punch en 1896.1 En esa época, las familias británicas de clase alta solían dar el domingo libre a los sirvientes, y estos preparaban un bufé para que, durante todo el día, sus jefes pudieran servirse. Hoy en día se suele asociar el brunch con el fin de semana, los días en los cuales nos solemos levantar más tarde y no sabemos si nos apetece más un desayuno o una comida.
Algunos restaurantes y hoteles sirven un brunch, en especial los domingos y días festivos durante las horas que van desde las 10 de la mañana hasta las 4 de la tarde. Estos brunches consisten en un bufé expuesto como autoservicio, generalmente. Los alimentos servidos suelen ser los mismos que en un desayuno habitual, como puede ser los huevos estrellados, hojuelas, salchichas, tocino, jamón, frutas y bollos. Sin embargo, puede incluir además cualquier otra comida servida en una comida de almuerzo. Los bufés pueden tener quiches, grandes porciones de carne asada o ahumada, aves, mariscos, salmón ahumado, ensaladas, sopas, verdura, etc, todo ello acompañado de diferentes panes tostados y artesanales.
Los platos típicos del brunch suelen ser los panqueques o tortitas, tostadas francesas, gofres, y platos salados donde el huevo suele ser el protagonista, como los huevos Benedict, entre muchos otros. Las bebidas que suelen acompañar el brunch son la Mimosa, el Bellini y el Bloody Mary y no faltan nunca los zumos de fruta y los smoothies. |
Comentarios