Casas tradicionales cántabras en la localidad de Asón, Soba. Se puede apreciar el balcón o solana cubierto por un alero prolongado. En muchas viviendas, esta solana se apoya sobre muros de sillería llamados cortafuegos que enmarcan un soportal o estragal.
La arquitectura de Cantabria ha evolucionado desde un medievo en el que prevalecía el ingenio en obras civiles sin desmesuradas pretensiones frente a la exaltación de la individualidad artística; pasando por una Edad Moderna en la que surgieron notables sagas de canteros montañeses y arquitectos del tardogótico, plateresco y renacimiento; hasta una época contemporánea en el que se ha evolucionado desde un regionalismo arquitectónico hacia las más diversas influencias modernas internacionales.
En lo que respecta a la arquitectura popular tradicional montañesa, aún con variedades locales diferenciadoras, esta ha conservado hasta nuestro días un acervo constructivo significativo, basado en un modo de entender la arquitectura, de aplicar los materiales, de simbiosis con el medio y clima cántabro y de estar al servicio de usos y costumbres ancestrales. Dentro de esta arquitectura vernácula destaca como más tradicional y propia de Cantabria la casa rural en sus diferentes variantes. Esta va desde las humildes chozas de pastor, invernales y chuzones, hasta las hidalgas casonas montañesas y nobles palacios, pasando por la conocida casa tradicional montañesa o las modestas cabañas pasiegas.
Hay que tener en cuenta que en la arquitectura tradicional la línea definitoria entre dos tipologías de edificios a menudo es difusa y difícil de establecer porque, por ejemplo, un mismo tipo de casa, pero de diferente tamaño, puede corresponder a niveles económicos diferentes, como es el caso entre las casas y casonas o la casona y el palacio.
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